sábado, 24 de diciembre de 2011

Estamos en Navidad

Hola a todos

Llevamos unos días saboreando las fiestas navideñas, y todo lo que ello conlleva, alegría, reencuentros, recuerdos, nostalgia, amor, risas, vida, dolor, etc. Inclusive, una mezcla de todas ellas.

Unos viven esta fechas con ilusión, amor, diversión, llenas de reuniones familiares y de estar con los amigos. Para otros, serán fechas complicadas en las que se notará mucho la ausencia de sus seres queridos y sentirán tristeza; algunos, les dedicarán una sonrisa, les pondrán una vela, una silla ocupando su lugar en la mesa, con su foto sobre la mesa; y el resto, intentaremos pasarlo lo mejor posible.

En Navidad tendemos a desearnos todo tipo de bendiciones de corazón. Una vez más, también yo lo voy a hacer.

Deseo que seáis muy felices, que encontréis aquello que buscáis, que no os falte cobijo, amor, armonía y fuerza y por supuesto, que vuestros sueños se hagan realidad. Y que se hagan extensibles a lo largo de todo el año.

Sed muy felices.


Besotes,

María Eugenia


La imagen está sacada de internet y desconozco quién es su autor.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Qué es y para qué sirve la visualización

Esta entrada está dedicada a Diazul, de Diazul con aroma de romance y Diazul y sus notas, que quería saber qué era una visualización y si era lo mismo que la mediumnidad, si podemos entrar en contacto con nuestros seres queridos fallecidos.

La respuesta es no. No tienen nada que ver. Todos podemos visualizar pero no todos somos médiums. Como suele decir mi padre, los bomberos llevan casco, pero no todos los que lo usan, son bomberos. Con la visualización no entramos en contacto con esa energía de los seres fallecidos. Y si lo hacemos no es por la visualización en si, si no porque somos canales y estamos abiertos a comunicarnos con ellos.

En mi caso, como médium el contacto lo realizo a través de la energía de los seres que quieren comunicarse, estableciendo dicha conexión de manera directa. La visualización se queda corta. 

La visualización es una herramienta que permite poner en marcha proyectos e ideas a través de la mente. Es parecido a meditar. Algunos dicen que es más suave y menos efectiva, pero no estoy de acuerdo. Todo depende de la fuerza, intención e intensidad que le demos al hacerla.

Otros creen que visualizar es lo mismo que imaginar y no es del todo cierto. La diferencia entre ambas, está en la fuerza e intención que le damos al hacerla. Cuando visualizamos hay un porqué, una razón, una intensidad, una intención, una fuerza específica que no tiene la imaginación.

Utilizamos la visualización tanto para ayudarnos en nuestra evolución y crecimiento personal, como en la consecución de un proyecto o idea, ya sea de índole económica, resolución de problemas, encontrar soluciones o caminos, entrar en contacto con nuestro yo. etc.

La visualización es una herramienta que ayuda a abrir canales, es decir, potencia la creatividad, la intuición, la videncia, la confianza en nosotros, etc. Habrá personas que no percibirán nada; otras, verán colores, sentirán o percibirán la energía, verán señales o recibirán información. Como siempre, cuanto más trabajemos con esta técnica, más percibiremos. 

Las visualizaciones pueden ser guiadas o personales. Las primeras, están dirigidas por una persona que va marcando las distintas fases de la visualización y suelen ser más fáciles de seguir. Y están las personales, las que hacemos según nuestro propósito y gusto.

Antes de hacer una visualización hay que saber porqué, para qué y qué queremos conseguir con ella. Es decir, el motivo, la intención, y dependerá de la fuerza que le demos a nuestra mente y corazón para conectar más o mejor con lo que deseamos.

Podemos hacer visualizaciones pensando en nosotros, en el universo, en la tierra, en un tema en concreto, en nada y ver qué pasa. Es un mundo amplio, en el que siguiendo unos pasos sencillos podemos trabajar para conseguir ciertas metas personales, expandir la energía, abrir y ampliar nuestro conocimiento interior.

La visualización no entraña ningún tipo de peligro para nadie. Os animo a que cuando os apetezca, pongáis en marcha visualizaciones y descubrías muchos cosas sobre vosotros.


La imagen de la foto es de un mandala mio.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Visualización, conexión entre los seres queridos fallecidos y nosotros

Esta entrada habla de nosotros, de cómo a través de una sencilla visualización podemos expresar aquello que nos duele, y así eliminar otros sentimientos distintos a los de ausencia o la pérdida por la muerte de nuestros seres queridos.

Tal vez, no tuvimos tiempo de despedirnos, nos sentimos culpables por una situación que no puedo cerrarse, palabras que no pudimos expresar o decir y que nos duelen por dentro. Nos sentimos cerrados, tenemos una opresión en el pecho, un nudo que no desaparece y todo ello, al margen de que sepamos que están bien. 

Os propongo una visualización sencilla.

Primero, como siempre, es encontrar un momento para nosotros, para estar tranquilos y con la mente lo más calmada posible.

Segundo, se puede realizar en cualquier lugar en el que estemos cómodos y en paz. También, podemos acudir o elegir el lugar por el que paseaba o le gustaba estar al ser con el que queremos conectar. Imaginad que su sitio favorito era estar junto a un árbol, paseando por la playa, leyendo en un banco determinado, etc. Podemos hacer la visualización en esos mismos lugares.

Si estamos en casa, en vez de visualizar a la persona, podemos poner una foto suya delante nuestro.

Tercero, es importante saber qué queremos decir. Visualizad que la persona con la que queremos contactar está delante nuestro. Tenemos una cita con él. Sentid con el corazón que está presente, aunque no le veamos, ni le sentimos, porque en ese momento, estará y querrá escuchar lo que tenemos que decir.

Cuarto. Si parte de nuestro dolor está relacionado con que no pudimos despedirnos o expresarle lo que queríamos decirle, etc. a modo de ejemplo podemos decid,

Fulanito, te echo de menos, me he quedado con el dolor de no haberme podido despedir y quiero hacerlo ahora porque aunque me acuerdo todos los días de tí, necesito sentir que te he dicho adiós.

O lo que queráis expresar. Eso sí, siempre desde el corazón, desde el amor. Sin temor.

También podemos escribir una carta en la que explicamos todo lo que sentimos y leedla en alto.

Es bueno que dejemos que el corazón nos guíe y ayude a encontrar las palabras, la manera de expresarnos aunque sea con lágrimas y llenos de dolor. No hay una regla, ni norma clara. Estamos cara a cara, estamos el ser querido y nosotros.  

Quinto, una vez terminado lo que queríamos decir, deberíamos sentirnos libres de esa carga. Dejar que el peso que llevamos dentro se vaya.

Si os apetece podéis encender una vela, enviarles luz, pedirles que nos ayuden a sentir menos dolor, a entender, comprender y a superar la situación que nos bloquea o duele. 

Y esto es muy importante, decidles que son libres, que entendéis que han fallecido y que deben seguir su camino hacia la luz, que no queda nada pendiente entre vosotros. De esto modo, los seres que quieran quedarse lo harán voluntariamente, y los que decidan partir hacia otro plano lo harán sabiendo que estáis en paz con ellos. Sin cargas.

Esta visualización es para nosotros. Es posible que se pueda o no percibir su presencia. Es una manera de cerrar una etapa. Esto no significa que el dolor vaya a desaparecer, ni que la pena nos abandone de manera mágica. Todo duelo tiene su proceso y su ritmo. Pero podemos sentirnos más aliviados.

Lo ideal sería hacer esta visualización una sola vez, porque significaría que estamos preparados para que sigan su camino. Pero puede repetirse las veces que creamos o sintamos necesitar.


La imagen de la foto está sacada de internet y desconozco quién su autor.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Dos ejemplos de vivir el duelo en mi vida

En la entrada anterior hablamos del duelo y muchos de vosotros hablasteis de vuestras experiencias. No hablé de las mías, y he decidido hacerla en ésta.

La primera muerte que me marcó fue la de mi abuelo. Ocurrió hace casi veinticinco años. Mi padre, nos comentó a mi hermana y a mi, que mi abuelo, es decir, su padre, tenía un enfisema pulmonar y era terminal. El impacto fue muy fuerte. La primera reacción fue de sorpresa, de incredulidad. No quieres creértelo, pero la cara de mi padre, lo decía todo.

Recuerdo que aquellas noches, a lo largo de varias semanas, lloré muchísimo. Iba a perder a mi abuelo y de además, de manera inmediata. Quería estar a la altura, pero sentía dolor y pena. Poco a poco, fui aceptando la situación. La integré y decidí que si no podía hacer nada, al menos, podía aprovechar y hacer que los ratos que pudiera estar con él fueran especiales.

Mi abuelo falleció en julio. Había vivido más de lo que pensaban, y eso era genial, porque había habido vivido más momentos junto a él y a la vez, me había ido preparando para su marcha.  

Su muerte supuso dolor, pero sobre todo, paz. Sabía que mi abuelo no estaba sufriendo, que estaba sereno y tranquilo. Eso me dio mucha felicidad que pudo a mi dolor. Si notaba su ausencia pero sabía que estaba en la luz y era reconfortante.

Me sorprendió ver que las personas que me rodeaban no se comportaban del mismo modo. Sentían dolor, pena, rabia y algunos no asimilaban su partida. Me di cuenta que había hecho el duelo en vida. Me había preparado para su marcha y cuando se fue, le acompañé en su tránsito, enviándole luz y amor. Sentía que estaba bien y lo comentaba a los que estaban sufriendo por su muerte. No me entendían, al verme entera y bien, pensaban que era una pasota, que mi corazón era muy duro. Mientras tanto seguía hablándole a mi abuelo. Le decía que cuidara de los que se habían quedado aquí. 

Pasado un tiempo soñaba con él, le veía, me hablaba. Otras veces, sentía su presencia junto a mi; en otros casos, olía su colonia en los lugares más insospechados y extraños, dándome a entender que seguía a mi lado.

La otra muerte que me afectó mucho, es reciente y ocurrió este julio. Se trata la de mi amiga Pilar. Tenía cáncer en el pulmón y metástasis en el cerebro. Y como a mi abuelo le dieron poco tiempo de vida. Su muerte la viví desde dos aspectos; como amiga y médium.

Charlábamos sobre su muerte, su preparación, cómo afrontarla, intentando solucionar los temas que le preocupaban. Fue una vivencia muy dura en algunos momentos y sobre todo, muy enriquecedora a todos los niveles. Y una vez más, hice el duelo en vida. Como médium era fácil darle mensajes y sobre todo, vivir esos momentos desde la paz. Y como amiga, sentía que iba a perder a una gran persona con la que tenía una relación muy buena. Ante el dolor y la pena, se antepuso la certeza de la médium, de las pruebas que tenía que iba a estar mejor en el otro plano.

También tuve la gran suerte de poder hablar con ella de la muerte, de su marcha, de aclarar dudas, de poder despedirme y de que no quedara nada pendiente sin decir, ni hacer.

Días más tarde de su muerte, al esparcir sus cenizas, las amigas le hicimos un pequeño homenaje y transmitió unos mensajes para varias de las personas que estábamos allí. De nuevo, pude vivir esta experiencia desde los dos lados, como médium y amiga.

También he soñado varias veces con ella, le he visto contenta y llena de paz. Es muy reconfortante saberlo.

El resto de las muertes y sus duelos han sido más suaves y no han dejado tanta huella como estas muertes de las que he hablado. No sé cómo serán los siguientes duelos que me toque vivir. Cada uno será distinto y me aportará un aprendizaje diferente. Sólo espero saber vivirlo desde la tranquilidad, la calma y la alegría al saber que están bien en el plano en el que se encuentren.


La foto es de mis abuelos paternos conmigo en brazos.

viernes, 2 de diciembre de 2011

El duelo ante la pérdida de un ser querido

Hasta ahora he estado hablando de los seres queridos que ya han partido. Sabemos que ya no están aquí, se encuentran en la luz, llenos de amor y paz. Pero, ¿y nosotros, cómo estamos ante su marcha?.

La pérdida de un ser querido siempre es dura, dolorosa y deja una huella importante, a veces una herida profunda que tarda en sanar y que con el tiempo puede acabar siendo una cicatriz.

Cada muerte se vive de manera distinta, su dolor no es el mismo. Puede depender del grado de vinculación o sentimientos que nos unían a la persona fallecida, a su manera de morir, si era un enfermo cómo ha llevado la enfermedad, el grado de sufrimiento que ha tenido, la edad en que ha muerto, etc. No es lo mismo, una persona mayor, que un adulto, un joven o un niño.

Aunque sintamos mucho su pérdida, asumimos con mayor naturalidad la marcha de las personas ancianas. Han tenido una vida rica en años que conlleva vivir experiencias, tiempo para amar, aprender, ser, querer; en definitiva, vivir.

El adulto, también ha tenido un cierto recorrido en años de vida, ha tenido oportunidades de saber, aprender y conocer, de amar y ser amado. En cambio, un niño o joven, trastoca. No tiene lógica, apenas ha tenido tiempo de vivir, de tener vivencias. Solemos decir que tenía una vida por delante. Podemos sentir frustración e ira ante su partida

La muerte no tiene lógica, al menos no la nuestra. Pensamos que los últimos en morir no deben ser los más jóvenes. Sin embargo, no es así. Todos conocemos o hemos vivido experiencias en que son los más jóvenes los primeros en partir.

Las pérdidas tan duras, sea cual sea la edad del fallecido, muchas veces no son fáciles de llevar, ni de integrar. Nos sentimos vacíos, abandonados, rotos por dentro, la vida carece de sentido, ya no se lo encontramos. Nos hundimos, nos bloqueamos, estamos deprimidos. Nuestros amigos o conocidos no entienden nuestro dolor, nuestra pena y, eso provoca que algunos de nosotros se acaben aislando.

Vivir el duelo, es vivir el dolor, es vivir el sufrimiento por la pérdida e ir adaptándose a ella de la mejor manera posible. Esta vivencia es personal e intransferible. No hay dos iguales.

Hay duelos que se pueden hacer en vida. Por ejemplo, cuando conocemos la gravedad de un enfermo, aunque no sepamos la fecha de su partida. Podemos vivir estos momentos para prepararnos para su marcha. Tenemos un tiempo corto y precioso, y debemos aprovecharlo para poder despedirnos de nuestro familiar, tenemos la gran oportunidad de dejar todo en claro y en paz. Tal vez, no haya que decir nada, salvo te quiero. A veces, sólo se trata de estar ahí, en silencio, de tocar y acariciar, y de dejar partir.

Indudablemente el que sepamos que hemos hecho todo lo que estaba en nuestras manos, ayudará a que la sensación de pérdida siga estando pero que el dolor pase más rápidamente. Así, tendremos un duelo más suave y tranquilo.

En cambio, otros duelos son dolorosos. Hay quienes no quieren o no pueden darle la vuelta a la situación. Se aferran o enganchan a este dolor que les mantiene aparentemente vivos. Su vida, es vivir en el recuerdo permanente del ser que ha muerto. Se niegan avanzar hacia delante, se sienten culpables de seguir viviendo, o deciden que al partir su ser querido, la vida ya carece de sentido. Cada persona lo vive de manera distinta.

Cuando seamos conscientes que el duelo, que la situación que estamos viviendo nos puede, nos limita, bloquea, etc, sería adecuado ponernos en manos de personas especializadas que nos ayudarán a salir adelante, terapeutas que nos pueden ayudar a sobrellevar el dolor y a entender en qué fase estamos o qué es exactamente lo que estamos viviendo y su porqué. Nadie dice que sea fácil. Está en nuestras manos, el poder tomar un rumbo u otro y todos son respetables. 

También existen grupos de apoyos, de personas que viven la misma situación de pérdida de un ser querido. Y hablar de nuestro dolor a personas que saben por lo que estamos pasando, puede conseguir que nos sintamos arropados, comprendidos y sintamos libertad para hablar de nuestro sufrimiento y pena.

Cuanto más nos preparemos, cuánto más sepamos a lo que nos podemos enfrentar, tendremos más recursos para salir adelante, haciendo que una situación de angustia lo sea menos y más llevadera. La herida estará ahí,  no desaparecerá el recuerdo ni el amor que sentimos por nuestros seres pero podremos vivir con cierta alegría, disfrutando del resto de los días que nos queden hasta poder reunirnos con ellos.


La foto está sacada de internet y desconozco quién es su autor.


domingo, 27 de noviembre de 2011

Comunicación con nuestros seres queridos ya fallecidos

Conociendo la temática que se trata en este blog, esta entrada debería haber sido una de las primeras. No he podido resistir la tentación de volver a hablar sobre ello, ya que a través de varios correos he visto que preocupa saber si es verdad que nos comunicamos con nuestros seres queridos ya fallecidos.

La respuesta es un sí rotundo. Nuestros seres queridos que ya han fallecido, mandan mensajes y señales que si tenemos una actitud abierta podremos ser capaces de percibir con más o menos claridad

Comprendo que a veces resulta complicado creen en ello y cuando sentimos que sus presencias están junto a nosotros, la mente es la primera en lanzar una señal gigantesca de alerta, ¿qué pasa aquí, estoy loca? ¿es tal mi deseo de sentirles que lo imagino? Y como éstas, surgen miles de preguntas que nos bombardean y preocupan. Indudablemente, es básico y fundamental ser realistas y tener los pies bien aferrados al suelo.

He pensado que estaría bien, hablar sobre dos de las maneras más comunes que no únicas, en que se manifiestan nuestros seres queridos tras su fallecimiento, como son los aromas y los sueños.

A lo largo de mi vida, he vivido y escuchado muchas historias en las que los seres que se han ido, han establecido contacto con sus familiares, amigos o allegados. Los motivos de estas comunicaciones son varios, despedirse, saludar, avisar e informar sobre un tema, dar información...

Podemos notar su presencia al oler su perfume, el aroma que les identificaba. Normalmente el olor aparece brevemente apenas dura unos segundos, lo suficiente como para reconocerlo y asociarlo a la persona que se ha ido. 

Pondré un ejemplo que me ha pasado a mi. Mi abuelo falleció hace más de veinte años y usaba una colonia que ahora apenas se utiliza. Hace unas semanas estaba en la calle pensando en mis cosas cuando de repente olí un aroma inconfundible para mí. Pensé en mi abuelo y sentí que me hacía saber que estaba conmigo. Pero por si acaso, preferí comprobar que no me había equivocado, así que miré a mi alrededor por si me había cruzado con alguien que usara la misma colonia. No me había cruzado con ninguna persona y no había nadie a mi alrededor. No era la primera vez que me pasaba y sospecho que tampoco será la última. Lo divertido es que nunca se cuándo volverá a ocurrir ni en que lugar ni momento. Pero cuando lo sienta, sabré que está conmigo. 

Otras veces aparecen en nuestros sueños. Les podemos ver, nos cuentan cómo se encuentran, si están bien, si son felices; en otras, suelen despedirse si no han tenido la oportunidad de hacerlo antes, y también nos pueden dar alguna información avisándonos sobre algo que desconocemos, que necesitamos saber y puede llegar a ocurrir.

La comunicación con nuestros seres es más habitual de lo que mucha gente piensa. La mayoría de estos contactos son agradables, tranquilizadores y dejan mucha paz en nosotros; y ayudan a tener otra visión de la vida y la muerte.


La foto de la imagen está sacada de internet y desconozco quién es el autor. 

lunes, 21 de noviembre de 2011

Recuerdos o retazos de alguna de mis vidas pasadas

En una entrada anterior hablé de mi visión sobre la Reencarnación y quedó pendiente el comentar algunas de las vidas que recuerdo haber vivido. Le prometí a Men, del blog A mi Manera Amanece que haría una entrada sobre ello y aquí está.

Lo primero que quiero comentar es que tal vez debido a mi don, tengo facilidad para poder conectar con otras dimensiones, planos y me resulta sencillo poder ver o revivir una vidaA veces se producen de manera espontánea, sin buscarlo, ni proponerlo. Otras, ha sido a través de una meditación visualizaciones y también por medio de una regresión.

Me muestran o conecto con retazos de una vida, con la parte que necesito ver para saber cuál es el origen a una preocupación, para entender dónde está la raíz de un problema o trauma y desde esta nueva perspectiva poder solucionarlo.

Como siempre hablo desde mi experiencia, os contaré tres ejemplos de vidas pasadas que he experimentado. En una regresión, me vi como un marinero de la armada inglesa que estaba en un barco rumbo al Caribe que salía a poner orden en las rutas comerciales.

Ese marinero antes de partir, quería despedirse de su familia. Vivían lejos de donde estaba atracado el barco. El barco zarpó sin que pudieran verse, no llegaron a tiempo. El marinero sentía que no volvería a verles nunca más, y así fue. Se marchó con tristeza. No se me mostró más de su vida

Esta visión, me permitió recordar el abandono que sentía ese hombre. Y como María Eugenia, miré en mi interior, investigué si sentía esa sensación en mí y qué podía hacer para eliminarla. Descubrí que de pequeña lo pasaba muy mal, y me sentía abandonada cuando mis padres, pensando que era lo mejor para mi, me mandaba a las colonias veraniegas. Es más, viendo que mi desamparo era muy grande, decidieron que me acompañara mi hermana, que es menor que yo. Relacioné los dos hechos, y vi que tras posteriores experiencias similares, había conseguido estar sin mi familia sin ningún problema, ya no quedaba ningún dolor emocional. El miedo al abandono familiar había desaparecido.

En otra ocasión, me vi saqueando una casa. Era soldado en una época remota. Ayudaba a derribar una puerta donde se refugiaba un grupo de personas. Tras el asedio, la casa ardió, murió mucha gente. El soldado también sufrió quemaduras.

Mi mirada actual me hacía ser una observadora de todo, era como si estuviera viendo una película. Esta situación fue realmente dura de vivir para mi. Podía sentir al soldado y a los refugiados, sentía el dolor, la rabia, el miedo, la impotencia y no podía hacer nada. Cuando terminó aquella visión, lloré y lloré. Sabía el daño que había causado a aquellas personas, como soldado me daba igual, pero como María Eugenia no. Me dolía todo, sólo pedía perdón. Reconozco que después de aquella visión, pude soltar lastre que tenía dentro de mi.

Hace poco, y debido a mi fobia a los animales, una amiga psicóloga me comentó que tal vez el problema podía estar en una vida pasada. Me dijo que intentara hacer una visualización durante unos días para ver si podía conectar con el origen de todo ello. Esa misma noche, me puse hacer los deberes y lo que reviví me sirvió para comprender parte de mi problema.

Me vi como hombre, estaba en el suelo muriéndome y junto a mi había muchas más personas que estaban en la misma situación. Éramos prisioneros de guerra y nos habían dejado a la intemperie, dados por muertos y los pájaros sobrevolaban a nuestro alrededor. Vi como alguno de ellos daba picotazos a personas que estaban cerca mío. Quería moverme y no podía, no tenía fuerzas. Sabía lo que iba a pasar conmigo. Lo siguiente que vi fue oscuridad, ya había muerto. Este recuerdo puede explicar mi aversión a las aves pero no mi miedo a otros animales. Será cuestión de ir investigando.

He tenido más visiones en las que me he visto como indio americano antes de la llegada de los europeos, andando por la nieve; también he sido mujer en varias vidas, en una de ellas, recolectaba plantas y elaboraba pomadas para curar heridas; en otra, vivía en una casucha apartada de la gente porque me tenían miedo, creían que era bruja...

Quedan aún muchas vidas por salir a flote y seguramente no lo harán. Pienso que aparecen aquellas que por algún motivo, tienen relación con la vida actual, y nos permitan trabajar y limpiar aspectos que debemos superar o aprender a que no nos afecten, ni frenen. O simplemente, se presentan para recordarnos que ya tenemos cierta información almacenada y a partir de esta visión sale a la luz, a la consciencia.

No se que viviré en la siguiente vida, no me lo he planteado. Seguramente si me pusiera a ello, ni me acercaría lo más mínimo. Así que para qué dedicar energía a pensar en ello. Hay cosas más interesantes en qué centrarla, por ejemplo, en esta vida.


La foto de la imagen es de un mandala mío y es el mismo que puse en la entrada de la Reencarnación.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Muchas gracias a todos de corazón

Esta es una entrada un poco distinta. Es de agradecimiento. Debería haberla escrito mucho antes pero toca hoy.

Este blog lleva poco tiempo funcionando; pero el otro, Mandalas Espacio Abierto, tiene más de dos años. Algunos de vosotros me conocéis desde hace mucho y otros, sois nuevos. Poco a poco, nos vamos conociendo y es un honor estar rodeada de gente estupenda, amable y llena de amor como vosotros.

En cuanto sentí que debía abrir este blog, me lancé, lo hice rápido. Hubo un momento en que pensé que sería una locura hablar sólo de  los temas que tratamos aquí, mediumnidad, tránsitos, vida, muerte, duelo, comunicación con los seres queridos que ya han fallecido,  mensajes, canalizaciones, el alma, etc.; y sobre todo, si sería capaz de explicarme con sencillez y sin resultar pesada y repetitiva. No lo dudé, y aquí estoy.  

Soy relativamente tímida, y sí, aún me pongo roja como un tomate en más ocasiones de las que me gustaría; soy así. Esta vez, el color de mi piel no va a cambiar, y quiero agradeceros todo lo que recibo de vosotros.

Me ha sorprendido la acogida tan positiva que está teniendo el blog y las numerosas muestras de cariño, las palabras amables, el afecto que me brindáis en todo momento. Me halagan, me llenan y me impulsan a seguir por este mismo camino, intentando dar lo mejor de mi y mejorar todo lo que pueda.

No puedo nombraros a todos, porque quedaría mal con muchas personas, que tanto por correo, por teléfono, en persona o desde el mismo blog, me habéis ayudado tanto, con vuestras palabras y ánimo.

Os lo digo mucho y es verdad, aprendo todos los días, junto a y con vosotros, desde los comentarios que dejáis, las preguntas que formuláis, los correos que enviáis, las consultas de todo tipo que hacéis, las dudas, etc

Quisiera hablaros de Atlántida del blog Mariposas en mi vida. Su blog es como ella, lleno de ternura, sensibilidad y de amor. Hace unos días escribió una entrada en forma de poesía muy emotiva tras vivir una experiencia, que le ha servido para hacer un click y una transformación importante en su vida, y es realmente hermosa. Si os apetece ver la poesía, se llama El regreso de mi esencia. Y quiero agradecerle nuevamente a ella, el que me la haya dedicado.

Y para no ser muy pesada, una vez más desde mi corazón os doy las gracias por hacer que mi trabajo sea más fácil. Soy una privilegiada, además de muy afortunada por conoceros y porque estáis presentes en mi vida.


La foto de la imagen, la he tomada prestada del blog de Atlántida, espero que me perdone, y está sacada de internet. Desconozco el autor.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Los Seres de Luz o energía de Amor

Muchas veces hablamos de los seres de luz y no sabemos a quiénes nos referimos. Voy a intentar explicarlo brevemente.

Todos somos seres de luz, sin excepción alguna, desde las personas más espirituales a las que se comportan de la peor manera posible. Otra cosa, es cómo lo desarrollamos y trabajamos. Una vez más, debemos recordar que todo está en nuestras manos. 

Somos Luz, o lo que es lo mismo, Amor; y como tales, tenemos una energía vibracional, unos más elevada que otros, que va en consonancia a nuestro trabajo evolutivo, de crecimiento interior. La nuestra, la de los seres humanos, tiende a ser de menor vibración a la de otros seres y generalmente, no nos referimos a nosotros como seres de luz, aunque vuelvo a repetir, que lo somos.


¿Cómo podemos identificar la energía? Sientiéndola a través del corazón. No con los ojos físicos. Hay veces que al estar con otras personas sentimos bienestar sin que haya ocurrido nada extraordinario; otras en cambio, es al revés, saludamos a alguien y al momento, sentimos un cansancio. Unos nos aportan energía positiva, y otros, la quitan de manera inconsciente. Todos intercambiamos energía. 

Llamamos Seres de Luz a las entidades que tienen una vibración energética elevada. Su misión es la de enseñarnos, guiarnos, brindarnos información y, ayudarnos a crecer a nivel espiritual, evolutivo y personal. Podemos llamarles ángeles, arcángeles, entidades cósmicas, energías celestiales, etc. 

Su presencia es constante en nuestra vida. A veces se presentan como energía, como una luz brillante, grande, limpia, pura, de una claridad muy especial. Otras, su presencia tiene un aspecto más físico. Es fácil reconocerles, se perciben con mucha nitidez, no pasan desapercibidos. Normalmente irradian un calor muy envolvente, cálido; y su energía nos resulta familiar, es reconocible. Nos sentimos como en casa.

Podemos ponernos en contacto con ellos a través de la meditación, de la oración, de seres que hacen de intermediarios entre ellos y nosotros. Sus mensajes suelen estar orientados a mejorar nuestra vida, a superar nuestros miedos y angustias, marcan pautas para encontrar nuestro camino, o lo que es lo mismos, a vivir con y desde el Amor en todo aquello que hagamos, pensemos, sintamos y seamos.

Pienso que hay seres de luz viviendo entre nosotros. Hay seres que siendo anónimos o conocidos, actúan ayudando a los demás, consiguiendo que nuestra vida cambie positivamente, se transforme e ilumine, haciendo de nosotros mejores personas.

Los Seres de Luz siempre están con nosotros. Estemos abiertos a su presencia. Siempre, día a día, están sus manos amorosas y acogedoras para nosotros, acudamos a ellos sin temor, nos sorprenderán. Y ya que dentro de unas horas viviremos la apertura de una puerta energética de amor y luz, 11.11.11., por qué no aprovechamos este momento y nos ponemos nuevamente en sus manos y dejamos que nos guíen en aquello que necesitemos. 


La foto de la imagen, es de mandala mío.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Cómo podemos conectar con nuestros seres queridos que han fallecido

Me habéis preguntado varias veces cómo podéis conectar, hablar o comunicaros con nuestros seres queridos ya fallecidos. Así que, intentaré hablar y aportar unas pautas que espero os resulten sencillas  de seguir para poder empezar a establecer una comunicación con ellos. 

Comenzaré por lo más sencillo, toda conexión se realiza a través del corazón, de los sentimientos, del amor.

Para poder sentir a un ser que se ha marchado, es necesario que el dolor haya desaparecido o al menos, una gran parte de él. El dolor nubla, ocupa nuestro corazón y hace que nos centremos en él, impidiéndonos percibir algo diferente. Por lo tanto, estaremos más preparados para conectar, para sentir cuando el dolor haya amainado.

Debemos ser muy conscientes de la intención, que muchas veces es lo primero. El deseo desde y con el corazón de sentir plenamente, desde el amor, de comunicarnos con nuestros seres. No debe existir miedo, ni temor, pues anularía la conexión, cerrando de nuevo el corazón.

Es importante permanecer abiertos a ver, percibir, sentir, escuchar, recibir no con los ojos, no sino con todo el cuerpo y con el corazón. Me explico, la energía normalmente no la podemos ver con los ojos, pero si sentir su presencia, su hormigueo en el cuerpo.

Nuestros seres pueden manifestarse a través de varias y distintas señales como por ejemplo, un aroma, un sonido, una tarjeta, un libro, una palabra, un cambio de temperatura, etc. De repente, podemos olor su perfume, sentir una caricia y encontrarnos bien, escuchar una campana, una música. Todo de manera muy sutil

Es posible, que estando más personas a nuestro alrededor no sean capaces de captar lo mismo que nosotros. ¿Esto significaría que lo estamos imaginando? No necesariamente, es posible que estemos más abiertos a percibir que los demás, o dicho de otro modo, nuestra sensibilidad e intuición son mayores.

Si a pesar de todo lo anterior, sentís miedo, pedidles a vuestros seres que la comunicación se realice a través de los sueños. En los sueños todo es posible. Suelen visitarnos, dicen cómo están, les vemos contentos, o escuchamos el mensaje que quieren darnos; y a la vez, podemos hacerles preguntas.

Existe una última opción, acudir a un especialista en estos temas, canalizadores o médiums que sean buenos profesionales. 

Observaciones que debemos que tener en cuenta. Por ejemplo, no por mucho llamarles, están disponibles nuestros seres queridos. Tienen cosas que hacer, repasar su vida, trabajar en aspectos que han dejado pendientes o pasar a otro nivel. Todo depende de la vida que hayan tenido. Si no aparecen enseguida, no os preocupéis porque antes o después lo harán.

Y por último quiero comentar dos aspectos que me parecen básicos. Uno, es que esto no es un juego, es un tema serio y debemos acercanos a él desde el respeto y con las ideas muy claras. Siendo conscientes de cuál es nuestro estado anímico, mental y psicológico. Insisto, respeto, responsabilidad y tener los pies bien firmes en la tierra. Es muy fácil fantasear e imaginar cosas que no son y por ello debemos estar centrados y equilibrados. Así distingueremos entre lo ocurrido y la fantasia.

El respeto tanto en vida como en muerte a todos los seres. Una vez partimos, unos seres deciden quedarse cerca nuestro para ayudarnos, guiarnos; otros en cambio, siguen su camino. Esto no significa que se olviden de nosotros, sino que deben continuar con su evolución. 

A lo largo de mi experiencia como canalizadora y médium, puedo deciros que los seres conectan y se comunican con nosotros. Hay veces que si están ocupados, aparece otro ser con un mensaje especial para nosotros, que debemos escuchar; y, seguramente en otra ocasión, aparecerá el que buscábamos. Salvando las distancias, vendría a ser como si llamáramos a un hotel y cogiera el teléfono la persona a que llamamos; o podría cogerlo otra, y nos dijera, en este momento no está pero si quieres le aviso y mientras tanto, tengo esta información para ti. El mensaje recibido siempre estaría relacionado con nosotros.

Os animo a que si os apetece, lo intentéis. Será una experiencia distinta, y gratificante.

La imagen es de un mandala mío.

martes, 1 de noviembre de 2011

Cursos sobre Acompañamiento a enfermos graves y duelo en San Sebastián

Acabo de recibir una información que me parece muy interesante y quiero compartirla con todos vosotros. 

Alaia es la Asociación de Ayuda a Enfermos Graves y Personas en Duelo, se fundó en Madrid y también está en San Sebastián en donde los próximos 26 y 27 de noviembre se va a organizar un curso de Acompañamiento a enfermos graves y personas en duelo.

Os dejo en manos de la información que me han dado. Ya lo siento, pero no puedo poner la foto que acompaña al texto.


  
CURSO BÁSICO DE ACOMPAÑAMIENTO A ENFERMOS GRAVES Y PERSONAS EN DUELO

Este curso va dirigido a dotar de los conocimientos necesarios (no sanitarios) a aquellas personas que deseen efectuar acompañamientos a enfermos graves tanto en el hospital como en su domicilio. Dada la complejidad del ser humano no es suficiente con atender exclusivamente las necesidades físicas de la persona enferma ya que hay que tener en cuenta también otras áreas como las psicológicas, las espirituales, las prácticas, las sociales, las familiares, etc.

Consideramos que el curso puede ser de gran interés para aquellas personas que, más allá de la buena voluntad, desean hacer un acompañamiento de la persona enferma desde un punto de vista más integral.

Programa de curso: Se tratarán tres bloques: uno con todo lo relacionado con la persona que acompaña, otro bloque con los conocimientos que debe tener el acompañante para llevar a cabo un acompañamiento de calidad, y un tercer bloque relacionado con el duelo.

Fechas: Sábado 26 de noviembre de 2011 en horario de 10h a 14h y de 16h a 20h y Domingo 27 de noviembre de 2011 en horario de 10h a 14h

Imparte: Lydia Boticario Menchaca. Psicóloga y psicoterapeuta

Lugar: Shi Ho. Dr. Claudio Delgado, 8 bajo en Donostia.

Matricula: en el tfno de Alaia 943 24 53 95 o por email en alaiagipuzkoa@gmail.com

Precio: 125€. Se ingresará la mitad del importe al hacer la reserva de plaza y el resto el día del curso. Indicar nombre y apellidos.

nº de cuenta para el ingreso: 2101 0080 57 0019788850

jueves, 27 de octubre de 2011

Días especiales, Todos los Santos

Siempre me han gustado los crisantemos, desde niña. Estos días las floristerías están llenas de estas bellas flores, y en las pastelerías hay buñuelos y huesitos de santo de mazapán. Sí, estamos en vísperas de Todos los Santos.

Son unas fechas especiales para aquellos que han perdido a seres queridos. Son días de visitar los cementerios, de cuidar y limpiar la lápida de nuestros familiares, de poner flores nuevas en la tumbas de nuestros muertos.

Los seres que han fallecido, no están en los cementerios, ni permanecen en el lugar en que se esparcieron sus cenizas. Acuden allí, cada vez que nos acercamos a visitarles. Se reúnen ese día con nosotros casi como si se tratara de una cita.

En el otro plano, en la dimensión en la que están, pueden ir y venir en un instante de un lugar a otro. Tienen su trabajo, su ocupación; ya sea el descansar, limpiar partes de su vida recién vivida, ayudar a seres queridos y familia, ocuparse de solucionar aquello que consideran inconcluso, etc. Así que no permanecen quietos en un sólo sitio. Se mueven, actúan.

Alberto falleció lejos de casa. Había ido a hacer un master al extranjero; allí sufrió un infarto y murió. Le encantaba el mar. Su familia decidió depositar sus cenizas en una zona de la costa en la que se viera el mar.

Desde hace unos dos años o algo más, cada vez que su familia viene a verme, Alberto les pide que por favor, no vayan a verle aquel lugar porque les ve sufrir, lo pasa mal al ver su tristeza, su pena. Quiere vivir su alegría, ver sus sonrisas, y poder participar de esta animación. Les propone que cada vez que se junten para comer o cenar, saquen el acordeón y disfruten. Desea que le recuerden cantando junto a ellos, feliz, siendo uno más en la mesa.

Su familia dice que necesitan ir al lugar donde dejaron sus cenizas, porque les gustan pensar que está allí, contemplando el mar y esperando su visita. Consideran que hacen algo especial, yendo a verle. Alberto, intenta explicarles una vez más, que siempre está con ellos. En su corazón, a su alrededor, durante el día a día. Mientras sonríe dulcemente, comenta que no hay manera, no lo entienden; otro año habrá que estar allí.

Hace tres meses murió Pilar, una gran amiga mía. Solíamos hablar mucho de la vida y la muerte con mucha libertad y abiertamente. Un día, en el que hablábamos sobre cómo organizar el funeral o dónde depositar sus cenizas; le comenté que cuando se fuera, me sentaría junto al árbol que le gustaba y pensaría en ella. Me miró con sus ojos azules, y con una sonrisa, - me dijo -, sabes mejor que nadie que no estaré allí, ¿para qué irás? Le devolví la sonrisa y le dije que tenía razón.

Si vamos a la playa, allí van; si vamos de excursión allí están; si vamos al cine, nos acompañan; y si vamos al cementerio, se unirán a la visita, porque siempre están a nuestro lado, junto a nosotros. Podemos celebrar su ausencia o presencia, a diario o el día que queramos, pero no necesariamente yendo al cementerio.


La foto de la imagen es mía y la saqué a una peonía de color rosa que me acompañó durante varios días, alegrándome la vista y el olfato. 

sábado, 22 de octubre de 2011

Mi visión sobre la Reencarnación

Esta entrada está dedicada a Rocío que ha tenido mucha paciencia, esperando dos meses, a que publicara un post dedicado a la reencarnación.

Es una cuestión complicada de resumir en una entrada, pero lo intentaré. Lo primero que quiero dejar claro, es que se trata de mi visión sobre el tema; no hablo de lo que opinan otras culturas.

Sí, creo en la reencarnación. Creo que somos almas viajeras; almas que deciden cuándo quieren aprender, y eligen cuál es el mejor momento para cumplir sus objetivos y para ello qué mejor que encarnar en la tierra.

Somos Amor, chispa divina; y al encarnarnos, nos convertimos también en humanos. Desde esta perspectiva humana, es posible el aprendizaje, que nos llevará a avanzar y crecer, llevándonos de nuevo al principio, al origen, al Amor.

Para aprender, es necesario vivir distintas situaciones y experiencias. Éstas pueden ser agradables o desagradables; no es lo mismo, ser un asesino múltiple, un comerciante de vinos, una bailarina, una campesina, una reina, un monje, un soldado, un científico; ni tampoco son iguales, las circunstancias que nos rodean y nos llevan a vivir cada vida.

Al encarnar venimos con una misión, y la vida se encargará de ponernos las herramientas idóneas para llevarla a cabo. Podemos venir a aprender lo que significa el amor incondicional, el dolor, la pobreza, la tristeza, la locura, la enfermedad, la generosidad, etc. Para ello, nos encontraremos con las personas, lugares, situaciones y circunstancias adecuadas que nos ayuden a poder realizar esta misión. El que lo consigamos o no, se verá después; y como en el colegio, lo que no aprendemos ahora, toca recuperarlo o repetir curso; en este caso, sería volver a la vida para vivir de nuevo las mismas situaciones hasta que consigamos superarlas.

Por ejemplo, es posible, que en una vida hayamos tenido una existencia plácida, recogida, de estudio y elijamos vivir lo contrario en la siguiente, ser los más vividores del mundo, playboys, yendo de fiesta en fiesta, rodeados de personas; en otra, podríamos vivir el término medio; en una tercera, salir sin llamar la atención, vivir discretamente y pasarlo bien con un grupo de amigos, etc.;y así, hasta completar todas las facetas que conllevara este aprendizaje.

Algunas corrientes filosóficas, especialmente las orientales, creen que vivir estos extremos o aspectos, es karma. Prefiero pensar que lo que vivimos ahora depende de nosotros, del libre albedrío que nos permite decidir si queremos vivirlo de una manera u otra. Si fuera karma, apenas habría espacio para la responsabilidad, estaríamos destinados a vivir una serie de acontecimientos, sin que quedara espacio para poder decidir.

Existen varias maneras de poder acceder a nuestras vidas pasadas. Desde regresiones, a vivir retazos espontáneos, recurrir a los archivos akhásicos, videncia, canalizaciones, visualizaciones, etc.

He tenido varias imágenes de retazos de vidas. Nunca me he visto como reina, ni faraona, ni general de un ejército. Muchas veces me he preguntado para qué me ha servido verlas; y la respuesta a la que he llegado, es que gracias a vivir todos estos procesos, algunos recordados y la mayoría no, me he convertido en quién soy ahora y puedo distinguir un dolor, un abandono, una alegria... También enfoco la vida como lo que es, una escuela, un lugar en el que aprender, y relativizo las angustias, las alegrías; porque lo que es hoy, no lo será mañana, como no lo fue ayer.

Quedan aún muchas vidas por salir a flote y seguramente no lo harán. Pienso que aparecen aquellas que por algún motivo, tienen relación con la vida actual, y nos permitan trabajar y limpiar aspectos ya superados.

El creer en la reencarnación no me exime de mi responsabilidad total con esta vida, que es la que tengo. Me dedico a ella plenamente y feliz, es mi momento de aprender, de luchar, de crecer, de vivir, de comprometerme. El hecho de saber que he vivido otras vidas, vendría a ser como un plus. Es una información extra. Está ahí, pero nada más.

El creer o sentir la certeza de haber vivido más vidas, me permite vivir la actual con otra perspectiva. Haré todo lo posible para llevar adelante la misión y aprendizaje que he venido a realizar, dando lo mejor de mi misma, porque entre nosotros, no me apetece repetir curso ;). Y quién sabe si llega la ocasión en otro momento, hablaré de mis vidas pasadas que he visto.


La foto de la imagen es de un mandala mío.

lunes, 17 de octubre de 2011

Una experiencia sobre el túnel de luz y la muerte

Ya sabemos que no existen las casualidades y ayer fue uno de esos días en que el fluir y dejarme llevar por los acontecimientos tuvo su premio.

Salí de casa, iba despistada como siempre y escuché que alguien me llamaba. Era Miren. Llevábamos la misma dirección; así que, decidimos ir juntas y cuando llegamos a nuestro destino, viendo la hora que era, decidimos tomar un pincho y comer algo.

Entramos en un bar de pinchos de los de toda la vida, y después de terminar de comer, mi amiga saludó a alguien que también acababa de tomar su aperitivo, era Carmen. Nos presentaron, estuvimos hablando un rato y decidimos ir a tomar algo a otro lado.

No recuerdo de qué estábamos hablando cuando Miren le contó que era médium y Carmen decidió contarnos su historia y quiero compartirla con vosotros.

Un día después salir de su trabajo, como hacía todos los días, fue a la playa a darse un baño. El agua no podía estar en mejores condiciones para darse un chapuzón. Comenzó a nadar cuando de repente, se vio flotando sobre el agua. Veía como su cuerpo subía y bajaba, se ahogaba. Carmen, lo veía todo desde arriba, como si estuviera volando. Vio un túnel, estaba en él; a su alrededor todo era luz, una luz brillante que no le cegaba, se sentía estupendamente bien. 

Oía voces a su alrededor que le llamaban, pero no les hacía casose sentía tan bien, tan feliz que no les escuchaba. Las voces insistían llamándole, Carmen, Carmen. Para ella eran un eco; seguía rodeada de luz y bienestar; y el resto, no le importaba. En ese momento, una voz le preguntó, Carmen qué te pasa. A lo que contestó, que se había ahogado.

Contaba que no había dolor, ni pena, ni angustia; no se planteaba nada, todo lo que estaba ocurriendo le parecía normal, no había nada fuera de lugar, ni extraño. Se había ahogado, sí. Podía sentir lo mismo al decir que el mar era azul. No había emoción negativa, era lo normal, algo evidente. Al poco rato, escuchó una voz que le decía, que todavía no había llegado su día y que debía regresar

Lo siguiente que recuerda, es despertar, y ver caras a su alrededor reanimándole y diciéndole que estaba ahogándose en mitad de la bahía. Inmediatamente le metieron en una ambulancia y le llevaron al hospital, donde se recuperó sin que le quedaran ningún tipo de secuelas.

Mi amiga le preguntó si después de aquella experiencia, tenía miedo a la muerte. Carmen, nos miró y con una gran sonrisa, dijo que no. Tampoco la estaba esperando, pero que estaba preparada para cuando llegara.

Esta es la historia de Carmen, que después de ahogarse en el mar, pasó al otro lado y desde allí le enviaron de nuevo a este plano, por no ser aún su hora.


La foto de la imagen es de un dibujo mío.