jueves, 24 de enero de 2013

El apoyo de los seres queridos fallecidos para superar su muerte

Azahara, del blog Un pedacito de mí, y Carmen en los comentarios de la entrada anterior plantearon unas cuestiones muy interesantes a las que voy a intentar responder.

Azahara, "Por otra parte, siempre me da por pensar en cómo se debe sentir la persona que se ha ido y que ve a sus familiares pasarlo mal. Se debe sentir impotencia y ganas de ponerte en contacto para tranquilizarles".

Carmen, "si ellos nos ven sufrir ¿sufriran? aunque a veces pienso que es como los cuentos de los sabios, que ellos saben que de nuestro sufrimiento aprenderemos o renaceremos, y por eso no sufren, solo esperan a poder echarnos una mano, esa mano puede ser en forma de idea que soluciona el problema, una paz de animo cuando pensamos que no podemos más, alguien que de pronto aparece y con su conversación nos hace sentir mejor, no se, en esas mil cosas a veces pequeñas cosas que pasan y nos ayudan a tirar".

Al morir, seguimos siendo nosotros, o mejor dicho, nuestra alma o esencia, sigue viviendo, no desaparece. El cuerpo físico se queda mientras que el espíritu que somos, ocupa otro lugar en otra dimensión o plano donde se puede descansar, repasar la vida experimentada, seguir trabajando y evolucionando, ayudadando a otros seres, etc.

Las emociones o sentimientos que tiene el alma, son distintas a cuando estamos en la tierra. Aquí, las emociones están a flor de piel, sufrimos, reímos, sentimos la injusticia, la deslealtad, la fidelidad, la unión con una fuerza e intensidad que no existen en otros planos.

En la tierra amamos, sentimos que los lazos que nos unen son infinitos, y es cierto que lo son, pues somos eternos, pero no se viven con la misma intensidad cuando morimos. El amor es el mismo, incluso la capacidad de amar es mayor, pues, en teoría, no estamos sujetos a los apegos. Luego el amor es incondicional, los lazos que nos unen se estrechan. Pero también "se relajan en intensidad". En la tierra somos viscerales, radicales; en otras dimensiones, somos amor. Los seres que han muerto, nos ven, saben lo que nos ocurre y lo que sentimos, pero no lo viven como nosotros. 

Voy a poner un ejemplo. Una persona muy cercana a mi, le llamaré Luis, en vida tenía un corazón de oro y era muy generoso, aunque también era muy quisquilloso, todo le molestaba. Tenía una relación bastante tensa con una hermana y discutían muchísimo. Los hijos de ambos tampoco tenían una buena relación entre sí y poco a poco la distancia acabó con la relación.

Durante una consulta con una sobrina de Luis, apareció éste como un guía suyo. Al morir, se dio cuenta que la mala relación que había tenido con su hermana y familia, había sido por una tontería, y quería disfrutar y ayudar a su sobrina mientras ella lo quisiera. Lo que para él estando vivo, hubiera sido impensable porque le producía dolor, ahora no existía. No había sufrimiento, ni pena. Sólo amor.

Es habitual que en muchos de los mensajes de los seres queridos que han muerto, al ver que sufrimos por su marcha, por su muerte, quieren transmitirnos que se viva con alegría, esperanza, porque ellos están bien y son felices.

Hay consultas que impactan más que otras por muchos motivos. El hijo de Ana murió en un accidente de coche. Tenían una relación muy estrecha, se llevaban muy bien, habían cuidado siempre uno del otro. Al morir su hijo, Ana entró en una depresión muy fuerte de la que ya ha salido. En los mensajes que le daba su hijo, le decía que siguiera adelante, que le quería ver feliz, contenta, riéndose y no llorando. Y bromeando, le decía que le iban a salir arrugas. Era una broma familiar.

Ana no entendía que su hijo le dijeran que se riera, no le parecía correcto, sentía que se burlaba de ella. Le preguntaba a su hijo, ¿y todo lo que hemos pasado, todo lo que hemos sufrido por este u otro motivo, ya no importa? El le respondía que no sentía dolor, ni pena por lo que había pasado, quedaba atrás y que ahora se daba cuenta de que había sido una pérdida de tiempo. Ana no pensaba de la misma manera.

Su hijo quería que Ana avanzara, que viviera con alegría y quería ayudarle a conseguirlo. Ana, no quería dejar de sufrir, pensaba que su dolor era el de su hijo y él le entendería, pero no es así. Por mucho que su hijo le dijera que dejara atrás el dolor y se abriera a la alegría, siguió sin entenderlo.

El dolor de Ana no ha remitido, porque ella necesita de él para darle sentido a su vida y por mucho que su hijo, le ayude a superarlo, no lo ha conseguido. Sigue a su lado, velando y guiándole. No sufre por su madre, ni por su dolor. Sólo le ama, está con ella.

Los seres queridos, no sienten nuestro dolor como el suyo. Permanecen a nuestro lado si ellos así lo desean, y a través del amor que sienten, nos ayudan, guían, velan, protegen. En su vida, no hay envidias, celos, angustias, riñas; hay entendimiento, comprensión, y sobre todo, hay amor.

Unos seres llegaran antes que otros, a vivir esta situación de amor, desde donde todo se vive con otra intensidad, con un mayor conocimiento y donde la luz permite que vean lo que nosotros no podemos, llenando de claridad nuestras sombras, sanando nuestras heridas, acompañándonos en nuestro caminar por la vida. Para disfrutarlo, debemos darnos permiso para sentir y vivir sin dejar espacio a la culpa y al remordimiento. 


La imagen está sacada de internet y desconozco quién es su autor.  

lunes, 14 de enero de 2013

Los animales y los seres queridos fallecidos

Las maneras en que sentimos las señales o mensajes de los seres queridos fallecidos son muchas y variadas. 

Los adultos tenemos más dificultad que los niños y los animales en percibirlas. En otras entradas hemos hablado de los niños, de cómo perciben y se relacionan con los seres queridos que han fallecidos.

En esta ocasión, los protagonistas son los animales. Al igual que los seres humanos, también perciben a los seres que han fallecido o están viviendo momentos críticos. Les notan y ven con facilidad; su sensibilidad e instinto es mucho mayor que los nuestros.

Las personas que tenéis animales, seguro que habéis vivido situaciones especiales con vuestras mascotas, en las que el perro o el gato, miraban hacia un lado, una pared, se quedaban quietos y no había nadie allí. Nadie que viéramos, pero el animal lo estaba reflejando. Otras veces, con su comportamiento están intentando comunicarnos que algo no va bien, que alguien ha sufrido un accidente, está grave; y también, pueden sentir la muerte de un ser querido antes que lo sepamos.

Hace unos días, Juan me contaba un caso similar. Su hijo, Ander murió hace un par de años en un accidente de moto. En casa siempre han tenido animales, y el perro de Ander se llama Lur. 

Un día, hace dos años, Lur comenzó a ladrar de repente, sin que hubiera ningún motivo para ello. Intentaban calmarle pero no podían. Fue a más, Lur cambió su manera de ladrar por una especie de sollozo triste y se quedó quieta en un rincón de la casa, justo delante de la puerta de la habitación de Ander.

Les extrañó su comportamiento, nunca se había portado así, pero no hicieron nada. Pensaron que sentía añoranza, Ander llevaba un mes estudiando en otra ciudad. A las horas recibieron una llamada explicándoles que Ander estaba en el hospital, había tenido un accidente con la moto y estaba muy grave. Cuando llegaron a verle, ya había muerto.

Juan, contaba que hace unos meses, descubrieron que Lur estaba jugando con alguien invisible. No daban crédito. Iba a buscar una pelotita y la dejaba a los pies de la nada. Lur saltaba, movía la cola contenta y salía a coger la pelotita. Se comportaba del mismo modo que cuando jugaba con Ander a ir a buscar la pelota. Su corazón les decía que Ander estaba allí pero la cabeza, gritaba, que era imposible.

A lo largo de todo un mes, volvió a repetirse la misma escena. Lur corría, llevaba la pelotita y saltaba. Seguía sin haber nadie junto a Lur. También observaron que volvía a dormir junto a la cama de Ander, igual que cuando él vivía. Juan y su mujer, se dieron cuenta de que aunque ellos no veían a su hijo, Lur si lo hacía. En sus corazones no quedaba ninguna duda, Ander estaba allí. Y fue en ese momento, cuando recordaron lo que pasó con Lur horas antes de que muriera Ander. Les estaba comunicando que Ander no estaba bien.

Ya no ha vuelto a ocurrir más veces. La última fue especial. Lur en vez de llevar la pelota a la nada, se la llevó a ellos. Dejó la pelota en el suelo, ladró mientras volvía la cabeza hacia el vacío. Juan supo que era su hijo, el que les había mandado la señal a través del perro. Aunque no pudo ver a su hijo, le sintió con Lur y decía que para él, era muy importante, pues sabía que Ander había estado en la casa, con ellos y con el perro.

Historias como la de Juan hay muchas, cada una distinta de las demás, pero con un mismo punto de unión, los animales ven y perciben a los seres que han muerto como si estuvieran a su lado, y también nos avisan a su manera de que algo que desconocemos, no va bien.

Los animales, perciben, sienten y ven. No sólo son una fuente de amor y cariño, de apoyo y compañía en nuestras vidas; sino también, pueden ayudarnos a ver las señales que no podemos percibir con tanta claridad.


La imagen está tomada de internet y desconozco quien es su autor.

viernes, 4 de enero de 2013

Aprendiendo a disfrutar la vida

Ya hemos inaugurado el nuevo año. Por delante, tenemos 365 días menos los ya vividos para ser felices, para saber vivir y disfrutar la vida.

Con el cambio de año, hacemos una lista de deseos, de nuevos propósitos que esperamos ver realizados. Pero, ¿realmente estamos dispuestos a trabajar para que sean realidad?.

Como almas que somos, hemos venido a aprender, a evolucionar y a abrir la conciencia, a aprender qué es el amor. Y al ser eternos, tenemos muchas vidas o tiempo por delante para poder conseguirlo. Cada vida, supone un paso más en el engranaje de nuestra evolución. Ninguna vida es "mala" o "negativa" para el alma. Eso no significa, que no suframos o que no haya dolor. Somos aprendices y maestros, de la vida, de nosotros y de los demás. Todo está unido y lo que hacemos o pensamos repercute en los demás.

Una vida de las llamadas "fáciles" es la que suele elegir el alma cuando quiere descansar; y el ritmo de su evolución, tiende a ser más lento. Mientras que en las vidas "difíciles", los problemas, las dificultades, son puertas abiertas o caminos que están llenos de posibilidades para poder avanzar con mayor rapidez. En el fondo, el aprendizaje se puede realizar en un sólo instante, independientemente de la vida que hemos llevado.

No solemos recordar qué hemos venido a aprender. La vida posibilita que sintamos, pensemos, actuemos, nos relacionemos de tal manera que podamos aprender de todo ello. Todo está en nuestras manos, y a pesar de ello, solemos sentirnos perdidos y bloqueados. Queremos alcanzar la meta, que no sabemos cuál es, olvidando que casi siempre es más importante el camino que la propia llegada.

Es necesario ir por la vida con los ojos abiertos a saber disfrutar, a percibir la belleza en todo lo que nos rodea, a saber valorar que lo que consideramos malo o perjudicial es en realidad una oportunidad para aprender.

La oportunidad se puede vivir de muchas maneras distintas y todas son válidas. Unos desde la amargura, el victimismo, el pasotismo e indiferencia; habrá quiénes luchen, busquen alternativas, o se dejen llevar, otros, lo vivirán como una aventura e intentarán disfrutar al máximo. Todos, a pesar de sus distintas actitudes, están teniendo la posibilidad de avanzar y transmitir su aprendizaje.

Es más fácil aprender al lado de una persona positiva y optimista. El optimista, sabe que va a salir adelante, que existe la esperanza y que todo es posible; que la dificultad es una pieza más del aprendizaje, pese a desconocer el tiempo que va a tardar en lograrlo. Ello le da fuerzas para afrontar los retos y sobrellevar las dificultades tal y como son, puentes, pruebas o trampolines de evolución.

Una persona pesimista, verá en la misma situación, sólo dificultad, conflicto y casi ya de antemano espera la derrota como parte de la solución. Indudablemente, al tener menos fuerza, la dificultad para salir adelante es mayor pero no imposible; y también es un camino válido de aprendizaje.

Para poder afrontar los obstáculos debemos buscar en nuestro interior la fuerza para salvarlos, la esperanza, la creatividad, la espera, la paciencia, la unión, la soledad... Todo ello nos lleva a bucear dentro, sorprendiéndonos muchas veces al ver que somos capaces de reaccionar mejor de lo que pensábamos o que teníamos más fuerza de la que creíamos. Del mismo modo, podemos darnos cuenta que nuestras fuerzas estaban flaqueando y era necesario un reposo. Todo es válido si nos ayuda a avanzar.

Quién elige el vivir desde el dolor, el miedo, la angustia, tiene un camino mucho más duro y complicado que el que lo vive con alegría. Somos dueños de nuestra vida, y tenemos el poder de elegir cómo queremos vivirla. Qué importancia damos a quiénes nos hacen daño, qué aprendizaje podemos extraer de ello, queremos seguir el mismo modelo o por el contrario nos han ayudado a darnos cuenta que queremos vivir de otra manera.

El aprendizaje está en todo lo que nos rodea, en todas las personas, en todo lo que sucede, y por supuesto, en nosotros mismos. Todo está unido, somos energía; luego, todo lo que ocurre nos afecta a cada uno de nosotros y de manera distinta.

Abramos los ojos a lo que nos rodea, vivamos la vida desde otra perspectiva, con un enfoque más abierto, intentemos ver qué nos afecta y por qué, y qué podemos hacer para solucionarlo. Si estamos bien, si somos felices, contagiaremos felicidad y alegría. Detrás de un optimista es frecuente encontrar a una persona que se ha enfrentado con grandes dificultades en su vida, entiende lo que es el dolor, y sabe lo que es el sufrimiento; y ha encontrado el camino que le lleva a saborear de la vida de la mejor manera posible.

Siempre estamos a tiempo de abrir los ojos, de vivir la vida con intensidad y fuerza. A veces un hecho dramático es el que nos lleva al cambio; otras en cambio, llegamos por convicción, por certeza, claridad de pensamientos o sentimientos. Lo importante es llegar a estar abiertos y a compartir.

Hoy es el día. Siempre es el día en que todo es posible. ¿Te animas a disfrutar la vida?


La imagen está tomada de internet y desconozco quién es su autor.